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Stories of Transformation

La historia de Sofia

Read Sofia’s Story in English here.

Llegué a los Estados Unidos desde la República Dominicana en 2012. Vine con mi esposo en ese momento. 

Mi exesposo era una persona muy manipuladora y posesiva. Me había maltratado mucho, me había golpeado y violado. No me dejaba trabajar y no me proveía nada. En ocasiones llamaba a la policía, y él les decía que era yo quien lo golpeaba. 

En ese momento de mi vida fue muy difícil para mí. Estaba en una situación que yo hasta la muerte le pedía a Dios de toda la situación dificil que estaba viviendo. Simplemente no podía soportarlo más. 

Encontrar seguridad 

Cuando llegué a los Estados Unidos, nos mudamos por primera vez a Maryland. Luego traje a mi hija mediana de la República Dominicana y despues tuve mi hija menor. Mi exesposo no dejó de tratarme de la misma manera durante ni después del embarazo. Entonces, después de que nació mi hija, finalmente decidí que no podía seguir viviendo así. Cuando mi hija menor tenía unos 2 meses de edad, decidí que tenía que ir. 

Me comuniqué con el exesposo de mi hermana aquí en Georgia y le conté lo que me había estado sucediendo. Me dijo: “Ya no puedes seguir en esa situación”. 

Mi exesposo era camionero, y yo le dije que me trajera a Georgia porque estaba desesperada. Yo lo que queria era estar tranquila. Hicimos un trato y él me trajo a Georgia en 2014. Yo vine con las poquitas cositas de mis niñas.   

Ahora que finalmente estábamos a salvo y lejos de mi esposo, comencé a trabajar para ganarme la vida por mi familia. Me compré un carrito, encontré un trabajo de limpieza y pude comenzar a ahorrar algo de dinero. Ahorré suficiente dinero para traer a mi hija mayor de Santo Domingo.  

Las cosas cambiaron 

Los años pasaron y me iba bien. Tenía un trabajo estable. Era difícil, por supuesto, pero estaba feliz y mi familia estaba a salvo. 

Pero entonces, durante un día normal como cualquier otro, fui a trabajar y me caí. Me había lesionado la pierna gravemente y me tuvieron que llevar al hospital. Los médicos me dijeron que tenían que operarme la pierna. Al final, tuvieron que hacerme dos cirugías, lo que significaba que no podía trabajar y ganarme la vida. 

Durante ese período de recuperación, me pagaban cheques pequeños y recibía un poco de ayuda financiera a la semana, pero no era suficiente para mantener a una familia. En 2020, me desalojaron de mi casa. No podía volver a trabajar, así que comencé a manejar taxi para poder ganar lo suficiente para mantener a mi familia y pagar un hotel. Despues consegui un sótano para vivir, pero luego me quitaron mis cheques de ayuda financiera y nos volvieron a echar a la calle. Me vi obligada a dormir en el asiento trasero de nuestro carro. Fue muy duro y un momento traumático para todos nosotros. 

Contacto con Atlanta Mission 

Recordé que alguien nos habló de Atlanta Mission. Entonces, los busqué y comencé a llamar y llamar y finalmente pude conseguir ayuda. 

Finalmente siento que tengo apoyo ahora. 

He estado viviendo en Atlanta Mission y trabajando en la cocina. Mi vida definitivamente ha cambiado para mejorar. Antes no tenía recursos, pero ahora, tengo eso y más. Finalmente me siento segura y protegida y no tengo que preocuparme por que alguien vaya a pegar avisos de desalojo en mi puerta. 

Ya no estoy bajo presión ni siento la ansiedad de escuchar a mi hija preguntarme: “Mami, ¿a dónde vamos?”. Todos tienen comida caliente y una cama para dormir. Es un gran alivio para mí. 

Estoy orgullosa de la mujer que soy y de todo lo que he vivido. Doy gracias a Dios por todo en mi vida, cada noche antes de cerrar los ojos, le doy gracias. Estoy agradecida por todo lo que Él me ha dado y estoy agradecida por Atlanta Mission y todo el apoyo que me han dado. Realmente lo necesitaba.